Blog Los viajes de Dora Hotel Bed and Breakfast Fairway en Londres ~ LOS VIAJES DE DORA
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Hotel Bed and Breakfast Fairway en Londres

Durante nuestro viaje Navideño de shopping a Londres en Diciembre de 2016 nos hospedamos en el alojamiento Fairway Hotel, un bed and breakfast situado en la calle Argyll a escasos metros de Kings Cross.

Hacía un año nos habíamos alojado en un hotel justo en una calle paralela y la verdad es que la experiencia fue satisfactoria, sobre todo por su ubicación, ya que la estación de Kings Cross es de las más concurridas y en pocos minutos llegas en metro e incluso en un autobús a cualquier lugar de Londres. Por desgracia, la experiencia en este alojamiento en esta ocasión ha sido pésima. 

Aparentemente, cuando llegamos todo fue bien. Incluso nos permitieron disponer de nuestras habitaciones una media hora antes de las 2:00 p.m. y ya sabemos lo estrictos que son los ingleses con los horarios. 

Nuestra habitación estaba situada en el semisótano (basement) tal y como aparecía en booking, por ello estaba considerada una habitación económica. De lo que no se nos informó es de que aparte del tamaño (escasos 6 metros cuadrados), del estado del cuarto de baño (más que minúsculo), de 5 de la mañana a 12 de la noche, se oía el ruido de los vagones de metro, hasta tal punto de que más de una vez pensábamos que íbamos a poder entablar una conversación con algún viajero. 

Bromas aparte, este ruido dificultó nuestro descanso y teniendo en cuenta que solo íbamos cuatro días, que en realidad se convierten en tres por los horarios de los vuelos, teníamos que madrugar para poder sacar el máximo provecho de la estancia. 

Os dejo unas cuantas fotos de la habitación en donde veréis el tamaño real de la misma. 






Como podéis ver en una de las fotos, ni siquiera podíamos abrir la puerta del armario y no podíamos dejar la ropa en ningún sitio puesto que tuvimos que dejar un par de maletas en el armario o si no, no podíamos ni movernos en la habitación. 

El desayuno consistía en un desayuno inglés con huevo, salchicha, judías y bacon y dos tostadas. Además había algo de fruta (prácticamente inexistente), zumo pero nada del jamón que no anuncian en su página web. Cereales y poco más. 



Pero el comedor era tan pequeño con tan solo 5 mesas y 27 sillas que en todos los tres días que desayunamos, no pudimos sentarnos juntos en una mesa cada una de las dos familias que íbamos en el viaje. 

Aparentemente en el exterior, el alojamiento no tiene mala impresión. Eso sí, carece de una habitación en la que poder dejar las maletas, tan solo al lado de recepción, un espacio minúsculo. Por fortuna, el día de salida, solo nosotros las dejamos porque no habrían cabido más. 



 




Pero todo esto habría quedado simplemente en una anécdota que contar a nuestros nietos y a vosotros, si no hubiera sido por la actitud del dueño, el cual se dirigió de forma amenazante a nuestros hijos (menores) llamándoles la atención por el supuesto ruido que habíamos hecho al llegar al hotel por la noche, e invitándoles a abandonar el alojamiento. 

Y por último, tuvo la poca vergüenza de insultarnos, cuando le pedimos explicaciones de su actitud, llamándonos ceporros. En fin, que tuvimos la mala fortuna de dar con unos ingleses de esos que han votado al Brexit y que odian a los españoles. 

Afortunadamente, enamorada como soy de esa ciudad y de su cultura, no todos los ingleses son así. Lo que nos ha quedado claro es que jamás volveremos a ese alojamiento.

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